La vida es así.

Yo soy así, si te gusta bien, y sino también.

domingo, 16 de enero de 2011

Tus ojos



 Te miro a los ojos y lo disfruto. En ellos se reflejan mi felicidad y la tuya. Destellos de esperanza y alegría por encima de borrones lejanos de melancolía y angustia. Todo eso en un instante que dura un siglo, un siglo que pasa en un segundo.

Tus ojos cansados muestran pequeños atisbos de debilidad, de desgano y una pizca de desprecio. Pero a mi primer parpadeo ese cansancio se convierte en energía, en vida.

Me mirás fijo. Paulatinamente nos perdemos de vista y nos encontramos en el fin del mundo, con una estampida de animales extintos bajo nuestros pies. Volamos sin soltarnos, como si nuestro abrazo fuera la fuerza que nos mantiene en el aire, vivos. Nuestras miradas jamás dejan de encontrarse. Tus ojos jamás dejan de reflejar los míos.

Te miro fijo. Por momentos sos como un espejo que me lleva al pasado, épocas doradas de amor incondicional y sin reproches. Pero ahora estoy acá, con vos, que no de me dejás de mirar, que no te dejo de mirar.

El tiempo no pasa, o pasa muy rápido, no lo sé. Pensar que muy poco tiempo atrás mi vida no tenía rumbo, y ahora estoy acá, con la persona que le da sentido a mi vida. Tu fragilidad me obliga a ser fuerte, a luchar contra los ejércitos más temibles, a enfrentar a los monstruos más poderosos, porque vos sos mi fuerza. Pero de eso nada sabés. Solo mirás mis ojos. Mis ojos que reflejan los tuyos.

Escucho un ruido y nuestra burbuja de amor se rompe en mil pedazos. Pudieron haber pasado mil horas en esa habitación, solo sumergido en la belleza de tus ojos, y en ese momento vuelvo  a la realidad. Me voy, pero sin dejar de mirarte una vez más desde la puerta, mientras dormís en tu cuna.

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